Luis Fernando León

Nombre: Luis Fernando León Fernández

Edad: 23 años

Ciudad: Miguelturra, Ciudad Real

¿A qué te dedicas? ¿Estás estudiando o trabajando?:

El año pasado acabé la carrera de Ingeniería Química, y en este momento continúo mi formación con un máster.

Libro favorito: “La sombra del viento” – Carlos Ruiz Zafón

Peli: “El curioso caso de Benjamin Button”, “El guerrero Pacífico”. Muy recomendables.

Canción: Muchas, no suelo tener favorita, pero últimamente hay una que no me saco de la cabeza y con la que me identifico mucho: “Fools who dream”, de la película La La Land.

Comida: Hecha con cariño.

Deporte: Taekwondo

Un regalo: Las personas que me quieren.

Aspiración: Ser la mejor versión de mí.

Ultima alegría: Ver cumplido un sueño de mi infancia junto a la gente que quiero.

Miedo a: encontrarme solo.

No me olvido nunca de: apreciar las cosas buenas que me regala la vida.

Me gustaría que me recuerden por: ofrecer mis dones a los demás.

¿Cómo y cuándo conociste la JOC?:   

Conocí la JOC en el campamento de verano de Almería (San Juan de los Terreros) que organiza la JOC de Ciudad Real,  en 2011. Acababa de confirmarme ese año. No tenía mucha idea de qué iba el tema y tampoco conocía a mucha gente, pero me dije ¿por qué no? El buen rollismo y la forma de ver el mundo en el movimiento sembraron una semillita que pronto empezaría a despertar.

Di el paso a la militancia en abril de 2013, con 19 años.

Cuéntanos la primera acción que llevaste a cabo en la JOC:

En estos casi 4 años de militancia he realizado pequeñas acciones en mi entorno más cercano, desde mi propio ser militante o mediante las herramientas de la RVO o PPMV. Pero si tuviera que hablar de una acción realmente transformadora tanto de mi entorno como de mí mismo, tengo que hablar del CampaJOC de agosto de 2016 que organizamos la JOC de Ciudad Real en La Mata, Alicante. Llevaba tiempo sin ir a los campamentos, y mucho menos había asumido todas las responsabilidades que aquello conlleva. Nunca había llevado un equipo, con todas las dudas que aquello me generaba, y nunca me había concienciado de tantas vidas con nombres propios, con historias distintas, con voces rotas o incluso mudas, y algunas voces con dolor. Y ver el poder transformador de la JOC, del cariño, del amor, de hacerlos protagonistas de sus vidas como tanto insistimos en el movimiento, ver su evolución en el campa e incluso ahora en pos campa… a mí me emociona. Realmente ha sido muy reveladora para mí esta acción colectiva.

¿Qué te aporta la JOC?:

Gente muy importante en mi vida, y ver que con todas nuestras manos juntas realmente sí se puede cambiar el mundo. Me aporta un inconformismo y ganas de mejorar mi entorno, empezando desde lo pequeño. Me ha enseñado a ver antes de juzgar.

¿Qué aportas tú como jocista a tu ambiente, a tu barrio, a tus amigos, a quienes te rodean?

Pues una estilo de vida humilde, sencillo, alejándome de lo convencional, de lo que se lleva, alternativo. Trato de aportar una preocupación real por los demás, lejos del “hola – qué tal – bien”. Y trato de contagiar el darse a los demás y evitar el egoísmo que tanto nos rodea.

Joven, Obrero y C conflictiva, ¿cómo vives el ser cristiano en tu vida, con tus amigos, familia, pareja…?:

Sí, una C conflictiva, porque evidentemente no es lo que se lleva ahora, implica compromiso y querer transformar el mundo. Estoy en una etapa de crecimiento en mi fe, en mi ser cristiano, pero tengo claro que mi modelo como cristiano, el espejo donde mirarme, es Jesús. Un amigo decía que nuestra vida es un proceso en espiral, que aunque con el tiempo lleguemos al mismo punto, puede que estemos a otro nivel. Poco a poco voy creciendo en esa espiral, reafirmando mi compromiso, viendo a Dios en mi entorno, en los pequeños gestos.

¿En qué te sientes clase obrera?:

En que busco y creo en la igualdad de todas las personas, en su dignidad, sobre todo en aquellos con más precariedad en sus vidas.

¿Cómo imaginas la iglesia dentro de 20 años?:

Una iglesia más cercana a los jóvenes, atractiva, que los acompañe. Una iglesia actual, que ayude y comprenda las nuevas inquietudes de los jóvenes. El mundo cambia y los jóvenes del mundo de hoy han cambiado, y no por ello somos almas perdidas, ni NINIS, ni irresponsables. Los jóvenes de hoy somos el futuro de mañana.

¿Qué sueño tienes?

Ser feliz y poder compartirlo con mi entorno; que el tiempo y Dios me guíe por donde tenga que ser. Sueño con dejar a un lado el ruido que me rodea, los agobios, las competitividades, las injusticias. Sueño con un mundo más solidario, y no la supervivencia del más fuerte. Que todas las personas tengan su oportunidad en la vida, la oportunidad de ser felices a pesar de las condiciones donde el azar les haya hecho nacer.

¿Qué aficiones tienes?

Pues soy una persona algo polifacética, pero si tengo que elegir uno de los aspectos de mi vida que más me han formado como la persona que hoy soy es la música. En mi familia nunca ha habido tradición musical, a diferencia de otros músicos, pero desde muy pequeño mis padres vieron que tenía facilidades para la música: cuando aún no sabía ni qué era un pentagrama, era ya capaz de sacar canciones de oído con la flauta dulce, cuando mis compañeros de la escuela apenas sabían poner los dedos en los agujeritos. Entonces mis padres decidieron apuntarme a la escuela de música de mi pueblo. El director de la escuela de música insistió en que me apuntasen a clarinete, que era el instrumento que él impartía y así fue. Estuve formándome allí 6 años participando en casi todas las oportunidades que allí se ofrecían, como cantar en la coral polifónica de Miguelturra que por entonces existía, o tocar en la banda, donde aún sigo teniendo reservado mi atril. Entonces decidí dar un paso más y hacer la prueba de acceso al conservatorio profesional de Ciudad Real y fui aceptado. Terminé mis estudios profesionales de música con especialidad clarinete el año pasado, a la par que la carrera de Ingeniería Química, pero cuando algo gusta, siempre hay tiempo para ello. Mi camino musical en el conservatorio ha sido realmente apasionante.

¿Cómo crees la música te cambió por dentro?

La música me ha brindado muchas de las mejores experiencias en mi vida, y muchas amistades. La música es arte. Siempre decía mi profesor de clarinete de Miguelturra que un músico es como un pintor, incluso con una dificultad añadida. Un pintor realiza su obra y una vez terminada la muestra al público. Un músico pinta su lienzo sobre el escenario, y solo tiene una oportunidad, de ahí su gran dificultad.

La música me ha hecho sensible, a la belleza, a cualquier tipo de expresión artística, y también me ha hecho crítico, comprometido. Si algo tiene la música, es que necesita mucho compromiso y dedicación, muchas horas de trabajo y estudio con el instrumento.

¿Cómo crees que la música transforma la realidad?

Habitualmente las personas solemos escuchar música acorde con nuestro estado de ánimo; pero la música también tiene un poder transformador. Nos hace vibrar, emocionarnos, apartar por un momento los problemas y el ruido.

Una cita célebre del Quijote dice: “Donde hay música no puede haber cosa mala”, y nuestro querido Cervantes lleva toda la razón.

Todo el mundo puede cantar, y la música puede hacer que unamos nuestras voces, tiene el poder de unir a las personas. “La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón; es el lenguaje universal de la humanidad”.